Devocional 18 de Mayo 2023

Hermanos, en el pasaje bíblico del joven rico nuestro Señor Jesús nos da una gran enseñanza acerca del poder de Dios y la incapacidad del hombre para salvarse por sí mismo. El joven rico se acercó a Jesús y le preguntó que era necesario hacer para salvarse, a lo cual le respondió que obedeciera los mandatos de Dios. El joven contestó que eso ya lo hacía, a lo cual Jesús le dijo: “si quieres ser perfecto y entrar en el Reino de Dios, vende todo lo que tienes y sígueme“. La Biblia dice que el joven se fue triste porque tenía muchas posesiones y no estaba dispuesto a venderlas, entonces Jesús dijo a sus discípulos que era más fácil que un camello pasara por el ojal de una aguja que un rico entrara en el Reino de Dios. Al igual que Pedro podríamos pensar entonces que casi nadie podríamos entrar en el Reino de Dios por que prácticamente todos tenemos en nuestro corazón apego a las riquezas de este mundo. Dejar nuestros apegos significa despojarnos de nuestra antigua naturaleza y morir a nuestros deseos egoístas los cuales nos acompañarán hasta el día que partamos a la presencia del Señor, por eso es muy importante estar conscientes que habrá que morir a cada momento a cada día a nuestra naturaleza caída la cual es egoísta. Sin embargo, esto no es algo que está en nuestra naturaleza, nuestra naturaleza es pecaminosa y siempre tenderá a desear las cosas del mundo, por eso nuestro Jesús dice: ”esto para los hombres es imposible, pero para Dios todo es posible». Hermanos solo con el poder del Espíritu Santo que está en nosotros desde nuestra conversión es posible; negarnos a nosotros mismos en nuestras fuerzas es imposible porque es contra naturaleza humana, pero el Señor Todopoderoso, el Creador de todas las cosas SI PUEDE hacer que nos neguemos a nuestro egoísmo. Solo el Altísimo Padre Celestial y Padre de nuestro Señor Jesucristo tiene el poder para que por medio de su Santo Espíritu nos neguemos a cada día y a cada momento a los deseos de la carne que nos quieren seguir atando al mundo. Confiemos pues hermanos en esta afirmación de Cristo que nos dice que para Dios NO hay imposibles, clamemos a Él para que nos conceda arrepentimiento genuino y obediencia.
Amén.